No me normalice aún señora
sepa usted que yo nací para quemarme
y romperme los labios frotando caracolas,
asustando notarios.
No haga usted de la aritmética
un cruel alivio a sus temores:
el diablo persiste en los detalles
y los detalles quizás corren
como duendes hacia la espuma
atropellados.
No me normalice usted, señora:
no disfruté la métrica ni las buenas costumbres
y ya conoce mi tendencia
al espasmo y a la lírica
inútil.
Pero si alguna vez desea perder el reloj
por favor, entonces ¡búsqueme!
búsqueme
entre cucharadas de viento confuso y tardes
de hotel y paraguas:
allí estaré, nutriendo aves eléctricas
allí estaré como cada quincena
desde el Holoceno
en torbellino acelerado.
No se normalice usted, señora
usted nació para quemarse.
(© Juvenal Machín Casañas)